Aida decidió quemar todas sus naves y dejar atrás la vida trabajando para otros. Tenía un objetivo claro: ser dueña de su vida, de su tiempo y de su empresa. Pero para hacer realidad su proyecto, sabía que no bastaba con un buen modelo de negocio, necesitaba una marca fuerte y auténtica que reflejara su visión y pasión.

Así nació Cómo Darwin, una marca que debía operar de manera independiente, pero alimentada por la energía incansable de Aida. Ella no quería que su nombre personal lo fuera todo; quería que la marca hablara por sí misma, transmitiendo su entusiasmo y su deseo de mejora continua para ayudar a las Pymes familiares a ser más eficientes y rentables.

Hoy, Cómo Darwin no solo es una marca, es el reflejo del espíritu emprendedor de Aida, una mujer que decidió no conformarse y crear un futuro propio.